Estás en tu casa,
que te digan: "Asómate al balcón".
Pensar que está de coña,
pero sonreír como una idiota.
Acabar asomándote,
que dé un grito en mitad de la calle para llamarte
y sonreír más como una idiota.
Que te metas en casa otra vez
porque te mueres de frío
y empiece a gritar adiós
aunque tú no estés fuera.
Salir fuera otra vez
y definitivamente tienes la cara de idiota más grande del mundo.
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