domingo, 29 de julio de 2012

Dios...

Odio esos momentos de bajón, esos momentos en los que nada te parece bastante bueno. Sientes como si las columnas que te sostenían se cayeran una a una y te dejaran tirada en medio de un desierto, seco y árido.
Pero, ¿sabes qué?
Hay un momento que lo vale todo, un momento que cada vez que lo recuerdas te revuelve el estómago, te hace volar, soñar. Te transporta a cuando lo viviste y lo sientes más potente que nunca. Lo difícil es encontrar ese momento, una sonrisa de un niño pequeño, un beso de esa persona especial, el apoyo de un/a amiga/o incondicional en el momento que más lo necesitas. ¡Lo que sea! Vale cualquier cosa para recordarte que no estás sola/o, que la vida es un poquito mejor de lo que tú piensas. Porque aunque no es buena, ni bonita, ni fácil de llevar tú debes vivirla y sólo tú. La vida está ahí para que la vivas, los buenos momentos y los malos. Y si te tropiezas con una piedra en el camino mira el lado bueno, aprenderás algo nuevo al dejarla atrás.

Para mí no hay nada mejor que acordarme de la primera sonrisa que me dedicó mi primito Arturo, el primer beso que me dieron, uno de esos momentos en los que mis amigos/as están ahí para recordarme que no estoy sola.

Y todas esas cosas bonitas, que hay en medio de esta mierda que es la vida, intento recordar yo cada día. Algunas me mueven a levantarme cada mañana, otras a no llorar cada tarde. Cada una tiene un significado especial y diferente para mí.

 Intento disfrutar de este año, es una año más sin embargo.... Pff.

Me han pasado demasiadas cosas, buenas, malas y que no sé exactamente cómo son. Tantas cosas, unas detrás de otras, sentimientos contradictorios, peleas, reencuentros, despedidas. Tantas cosas que asimilar, tantas cosas con las que tengo que vivir... Sinceramente a veces me da la sensación de que no puedo con ello, de que no puedo con la vida. Es como si un bloque de hormigón me aplastara y yo me fuera volviendo loca poco a poco. Pero luego está ese sentimiento que sólo aflora algunas veces que te hace olvidar todos tus problemas, todo el mundo a tu alrededor. Dios, esa sí que es ua buena sensación pero, como acabo de decir, aparece pocas veces en la vida.


Pero tal vez por eso aparece pocas veces en la vida, para que la disfrutemos como si fuera la última.

No hay comentarios:

Publicar un comentario